miércoles, 28 de noviembre de 2007

Me niego a poner arbolito de Navidad

He dicho.
Cada quién con sus aficiones, pero a mí no me atrae la idea de gastar en adornos navideños, y menos dedicarme a armar un árbol de plástico, hacer gala de mis dotes de decoradora, tener foquitos iluminando mis noches, y vestir de Navidad cada área de mi bunker.

No, no, no. Este año los festejos son muy parecidos a los anteriores, mjm lo mío son los regalos, me gusta dar y recibir regalos, pero mi política de ahorro de recursos es estricta, no le regalo a todo mundo, desistan, solo participo en algunos intercambios y hay más regalos en especie, eso sí, me fascina participar en la elaboración de las cenas respectivas.

La austeridad no se basa nada más en cuestiones económicas, sino en todo un complejo sistema de ahorro de todo tipo, sobre todo de mi tiempo. Ajá, mire usted que ejercicio tan práctico, coloque su arbolito, luego quítelo. Y mientras tanto ingénieselas para hacer del polvo parte de la decoración. Polvo? yo soy asmática y el polvo es lo que menos deseo, no quiero vivir con mi casa rebosante de heno y un costal de medicamentos y ahí sí vivir intensamente el mes de diciembre como Rodolfo el Reno.

Ahora, no crea que ya nada más por eso soy grinch, vaya, si usted es de los que disfruta de colgar hasta el molcajete con motivo navideño hágalo y sea feliz!, no me molesta en absoluto que los demás adornen, incluso tengo en casa algunos adornos que han tenido a bien regalarme por si así me animaba pero no resultó. Los tengo guardados, que no son muchos, unas esferas, un portalápices y mantelitos con imágenes de flores de noche buena.

En lo que sí no participo aparte de lo ya señalado al inicio, es que insistan en que les acompañe a comprar sus adornitos, mi paciencia que es poca se agota al intentar cruzar una tienda entre pasillos estrechos y amenazantes de tirarme encima toda esa parafernalia y por si esto fuera poco, hacer fila para pagar! como si me lo estuviera regalando y hubiera que darles las gracias.
No ahí sí no voy.

Usted ya puso su arbolito?

domingo, 25 de noviembre de 2007

Piñatas (nace una estrella)


Piñatas
Originally uploaded by zerethv


Con mis hermanos, en varias ocasiones hicimos piñatas, la tradicional para una posada. En nuestra casa, con 3 niños era suficiente para organizarla.
Mi papá nos ayudaba a hacer el engrudo, así aprendimos el secreto del pegamento piñatero hecho con agua, harina y unas gotas de limón colocados en el fuego por un rato, y cuidando que no se queme en nuestra lata de leche (la que ayuda al crecimiento). Los mini artesanos discutíamos por tener el mejor lugar y no perder un solo detalle del proceso.
-Yo ya sé cortar por eso yo hago las tiras de papel de china!
-Pero te salen bien chuecas
-Estoy enchinando las pestañas de papel, no me molesten
-Estás rompiendo todo... (y no falta el quejumbres que amenaza con acusar con el papá o mamá).
Ah el recorte de la estrella, los cucuruchos con papel cartoncillo. -Sabes hacer cucuruchos? En el kinder todavía no me han dicho, uhhh lástima. entonces mira, ( y aquí la sapiencia de la hermana mayor). -Papá, cuántos picos?, 7 verdad?. Casi siempre nos asesoraba mi papá. Aunque parecía que nos estaba enseñando como armar una nave espacial, ya que nos esmerábamos en que fuera lo más preciso y exacto posible. Uno ya nace obsesivo, o se vuelve en el proceso?, el caso es que la piñata era digna de nuestra ingeniería ingeniosa.

Periódicos, siempre útiles, antes no los leía con tanta atención, pero que bonitas tiras recorté para pegarlas a la olla. -Cuántas capas papá?. -Muchas, respondía.

Muchas capas de tiras de periódico después, yo ya había leído algunos cuantos renglones de noticias, hecho palabritas chistosas que nadie leería después, y jugado con algunas caras, mitad hombre, mitad bestia, bromitas pegadas a la olla que solo yo veía. Y para ese tiempo transcurrido, el engrudo que tenía embarrado en las manos ya estaba hecho una costra. -Soy un monstrUO, mira como me despellejo!!! Una de mis diversiones más recurrente, era sorprender a mi hermano pequeño con trucos que todavia no descubría.


Y bueno, no siempre fué olla, también ocupabamos algún globo, era más divertido incluso, porque la piñata era más difícil de romper, las de cartón eran como para superhéroes y para esas fechas no estaba tan fuerte (ahora sí, digo yo). Y así, durante una semana la piñata era el juego, nuestro juguete más preciado, nuestra obra de arte. Luego cada uno, sacaba de lo más profundo de sus escondrijos, su tesoro de dulces, la piñata bien podía valer que uno comparta con sus hermanos y haga una especie de intercambio o cambalache, siempre y cuando te tires de panza justo a tiempo a la hora que se rompa la piñata. Mi mamá, acostumbraba a meter papelitos a la piñata, eran vales, y así de cierta manera nos hizo creyentes del futuro, creíamos en el helado que decía ahí, o en la pelota, o en el regalito que ella consideraba nos gustaría. Mi papá amarraba un extremo de la cuerda a un lugar elevado de la casa, y él en el segundo piso, subía y bajaba la piñata, nos dejaba jugar. Nunca hubo un descalabrado, al menos no cuando solo éramos 3. Cuando el grupo de niños era mayor, con mis primos, tíos pequeños, el desgarriate crecía en forma exponencial y nos repartíamos alguno que otro lleguecito, los dulces y los conos, ni que decir de los tepalcates incrustados en las rodillas.

Era divertido, también lo eran las posadas, las de la iglesia o las que hacía mi tía Nelita, pero eso es rollo para otro post.

Hoy ví varias piñatas y para los interesados les coloco aquí el proceso de elaboración de forma gráfica:






domingo, 18 de noviembre de 2007

Recetas decembrinas (Recetario para dummies)

Sí, como friego, apenas estamos en Noviembre, 19! y yo ya pensando en las ricas viandas de las fechas de fin de año, navidad y año nuevo, posadas, conbebios y reuniones que se les ocurran.

Sí, soy un grinch convenenciero. El año pasado ya me quejé sobre lo que NO me agrada, pero guisar y comer son de mis pasatiempos favoritos, aunque mi tonelaje está bastante austero. No, no voy a mostrar fotos mías ahora enseñando lo poco que he engordado, diciendo mire usted este huesito y con eso ganarme antipatías de alguna que otra mujer envidiosa de mi escultural cuerpo, no, no, no, mientras mi modestia lo permita.

Bueno, siguiendo con los festejos decembrinos, ya desde ahora puede irse uno abasteciendo. Por ejemplo normalmente el tomate y cebolla en diciembre alcanzan precios estratosféricos, así que por ahora voy juntando mis purés, las aceitunas, alcaparras, aceite de oliva que sí ya forman parte de mi alacena habitual solo procuro tener un extra porque en las recetas de fin de año vaya que llevan y para cualquier reunión las aceitunas sacan del apuro.
Ajá faltaban los quesos, el alimento preferido de demasiadoego, y que es casi el alimento perfecto. Tst, tst ahorita no estamos hablando de colesterol. Ok, también hay quesos como el panela que es un híbrido entre unisel y lácteo.

Y pues para los interesados ya iré colocando mis recetitas de las que me acuerdo y voy haciendo, a fin de que puedan utilizarlas. Nada de complicaciones.
Ahora si usted es un experto en cocinar, envíe usted sus colaboraciones o deje los links para dumies, más de un diableque se lo agradeceremos.

Y por ahora el guiso previo del bacalao. No es esta la receta, pero si de plano es una soberana bestia guisando, empiece a practicar con lo siguiente.


Pescado fingiendo ser bacalao

Ingredientes
1kg de filete de pescado
kilo y medio de tomate picado (o medio kilo de tomate y 1 bote 210 gr. de puré)
1 manojo de perejil lavado, desinfectado y finamente picado
5-6 ajos picados
medio kg de cebolla picada
1 lata de aceitunas deshuesadas, cortar en rodajas
1 cucharada de alcaparras picadas
1/3 taza de aceite de oliva
sal, pimienta al gusto

Procedimiento
Colocar en una cacerola caliente el aceite, sofreír el ajo y cebolla, agregar el tomate picado o puré, el perejil, aceitunas, cebolla, aceitunas y alcaparras dejar hervir.
Cortar los filetes de pescado en cubos pequeños, agregar a la cacerola incorporar bien y salpimentar al gusto. Dejar cocinar por 15 a 20 minutos. Corroborar el punto de sal y que el pescado esté bien cocido.
Servir acompañado de una ensalada.

Ajá, hasta acá está todo fácil, ya casi tiene dominada la receta del bacalao. Y recalco CASI porque todavía faltan algunos ingredientes aparte del bacalao, pero el procedimiento es ese.

Vamos que volamos para brillar con luz propia en las fiestas decembrinas, por la sabrosura de nuestro sazón o por la cantidad de aceite de oliva, vaya usted a saber.



Sofreír: Freír ligeramente

Tinga de pollo (y por el mismo precio, una sopita)

Mjm, eso de complicarse la vida no es lo mío.
Así que ahora anoto la receta "supernosecreta" de una tinga de pollo decente, o comestible.
Ingredientes
1 pechuga de pollo de 800 gr (aprox.)
500 gr de puré de tomate
2 tomates grandes
Canela en raja
100 gr de pasas
1 cucharadita de azúcar
1 lata pequeña de chiles chipotles adobados
2 cebollas grandes en rodajas.
1 cucharada de ajo picado
Sal o condimento de caldo de pollo
Procedimiento
Colocar la pechuga de pollo en una cacerola, cubrir de agua la pieza, agregar un cuarto de cebolla, 1 cucharada de ajo y 1 cucharada sopera de knor caldo de pollo. Cocer, en olla express media hora es más que suficiente para que la carne salga casi deshebrada.
Una vez cocida terminar de deshebrar, apartar 1 tazón (medio litro) de caldo. El resto ocupar para una sopa de pasta (uhh esta receta trae plus).
Licuar los 2 tomates grandes, el puré de tomate, 1 raja grande de canela, 1 cucharadita de consomé de pollo en polvo o en su defecto sal, 2 chiles chipotles y 1 cucharadita de azúcar.
En una cacerola colocar un chorrito de aceite, agregar la mezcla del tomate, freír un poco, agregar la cebolla en rodajas las pasas y finalmente la carne, ahora agregue el caldo que separó en un tazón, dejar hervir y apagar cuando se haya consumido un poco y la cebolla esté cocida.
Listo, servir como guisado o en tostadas.
Lo de la sopa con pasta, es mucho más sencillo todavía. En el recipiente donde quedó el caldo donde ha hervido el pollo, agregue unas ramitas de perejil, 1 poco de sal o consomé en polvo (saborizantes), un poco de puré de tomate.
Se fríe en una sartén la cantidad de pasta, más o menos media taza, con las figuritas que desee, solo se fríe hasta que cambie ligeramente de color, y agregar al caldo hirviendo, en 5 minutos ya tiene su sopita lista.
Servir con un poco de queso fresco y unas gotitas de limón. Ajá, ahora no se podrá quejar de penas de amor ni gripas.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Estacionamiento virtual


¿Esto ocurre en algún otro lugar fuera de México? o ¿podemos adjudicarnos la creatividad insuperable para hacer absurdos?
Ok, no hay que ser pesimista.

Lo bueno es que esos lugares de estacionamiento ya no serán ocupados por gente gandalla.

Lo malo de que existan muchas personas que no respeten los estacionamientos reservados para personas con discapacidad es que en los centros comerciales tomen medidas drásticas.

Lo peor es que nadie podrá ocuparlos, incluyendo al discapacitado que necesitaba el lugar. Salvo que estén entrenándose para las olimpiadas en alguna disciplina tipo salto en silla de ruedas con obstáculo.



jueves, 1 de noviembre de 2007

Pan de yema


Corría junto a mis primos, todos queríamos alcanzar un buen lugar, de toda la partida de chamacos, el mayor si acaso tenía 12 años, el pequeño en ese entonces era mi hermano quien no pasaba de los 4, en la carrera se topó con un guajolote que lo persiguió y salvando la poca pompa buscó el refugio de mis padres, los demás apenas y vimos la pérdida de uno de nosotros, no estábamos para contemplaciones, porque todos queríamos estar ahí, en el lugar más misterioso que teníamos: El amasijo de mi abuelo.

En estas fechas, época de muertos, mi abuelo hacía pan de yema, y todos queríamos ser ayudantes. Durante los días previos habían llegado costales de harina, cajas con huevos, mantequilla en cantidades industriales, todo estaba esperando el momento en que mi abuelo al fin decidiera abrir las puertas y dar inicio a la hechura de ese pan que muchos esperaban, propios y extraños.
Así junto a mis hermana y prima tomé un lugar junto al gran cazo donde separaríamos los huevos de su cascarón, sí, después de ver que son cajas completas ya uno piensa que se está acabando la diversión, pero no, una vez separados ahhhhh 3 pares de manitas eran la super poderosa batidora... Más allá mis primos los mayores y con más fuerzas que nosotras, luchaban pesando la harina, olvídese de las básculas actuales, era por contrapeso, así hasta tener la cantidad exacta que les habían marcado.
Lo que nunca supimos y era el paso más importante era la preparación de la levadura, yo recuerdo el aroma a naranja y anís pero mi abuelo siempre desaparecía un rato y volvía con una mezcla que tiraba sobre la harina.
El tiempo que transcurría después de que los señores que contrataban para amasar y "golpear" la masa era para nosotros interminable, nos sacaban del amasijo, nadie podía alzar las sábanas que cubrían la masa. Y "nuestro" pan estaba ya en proceso... pero entre muchas cosas lo más divertido era jugar a las escondidas, el más osado siempre se metía al lugar prohibido, y entre nosotros teníamos historias de monstruos y fantasmas, la llorona te acuerdas? sí alguien le había visto, ahhh el de las manos peludas cómo olvidarlo, seguro viene por el que raje! Éramos cómplices entre nuestras cuentos y fantasías.
Al fin, después de muchas horas, las puertas eran oficialmente abiertas. Otra vez empezaban a pesar la masa que ahora ya había crecido, esa masa diferente, estaba acolchonada, muy fresca. Pero ahora cada porción sería un pan, y así había de 1/4, 1/2, 1 kg. Y ya teníamos otra chamba, las latas apiladas, ahora las acomodábamos sobre los tablones, les embarrábamos manteca de cerdo, pregúntenme que tal suaves nos quedaban las manos que crema ni que ocho cuartos, otros los aprendices más avanzados boleaban el pan. El premio venía casi al final, un medio kilo de masa para cada quién. Y todos entonces ya éramos panaderos de nuestro propio pan. Cuídabamos celosamente cada uno su latita, mostrábamos orgullosos nuestros panes tan redonditos tan perfectos, con un toque de ajonjolí en su espaldita.
Una vez acomodados en las latas, los panes quedaban nuevamente en reposo, y se regresaba para hacerles un pequeño corte, les liberaba, eran unos bodoquitos de masa que se abrían ligeramente por la parte superior y ya tenían esa forma característica, blancos, crudos pero ya se les veía la cara de lo que serían.
Había dos hornos de leña, que bajo el trabajo de mi abuelo y algunos de mis tíos, habían empezado a calentar con trozos de ocote y leña. Hasta que estaba a la temperatura que mi abuelo deseaba a puro tanteómetro. Y con grandes palas de madera empezaba a acomodar las latas de panes grandes, medianos chicos... sí, al último eran los nuestros. Muchas horas llevaba el proceso.
Al final, cuando la primera lata de pan empezaba a formarse nuevamente, afuera, en la sala y cochera la gente estaba amontonada, ansiosos por llevarse ese pan. No faltó la señora que canasto a quién le reclamaban que quería acaparar muchos de esos panes sin dejar a los que habían llegado desde temprano por aunque sea uno.
- Don Felipe, yo siempre he venido y ya sabe que yo le espero pero que me toque.
Luego nuestros pininos de comerciantes, los panecitos eran cotizados ante los compradores curiosos, las miniaturas se iban a sus altares o alguno que otro niño que les había acompañado.
Hace varios años que dejé de comer ese pan, en un principio porque mi abuelo ya no tenía la misma energía que en otros años, posponía para la siguiente temporada, nunca fué negocio, así que todos entendimos que su oficio solo lo haría cuando pudiera disfrutarlo.
Octubre se llevó también a mi abuelo, le extraño algunas veces más que otras, sí, también el pan, que ustedes jamás probaron, pero creánme, que delicioso era.




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